Padecer estrés es muy común y es una de las consecuencias del estilo de vida actual tan acelerado, repleto de estímulos y exigencias. El acúmulo de estrés afecta de manera significativa a nuestra salud general y, por tanto, también a la salud dental.
El impacto de la ansiedad sobre la salud de nuestros dientes tiene lugar de una manera lenta, pero progresiva. Y, en ocasiones, no se notan sus efectos hasta que ya están avanzados. Conviene, por lo tanto, mantener una mayor vigilancia sobre nuestra salud dental en periodos en los que nos sintamos estresados o agobiados. Acudir al dentista con mayor frecuencia es, sin duda, la mejor estrategia para prevenir consecuencias indeseadas.
Posibles efectos del estrés sobre la salud dental
Algunas afecciones dentales son síntomas directos o indirectos de estrés y ansiedad. Conviene vigilar su aparición y ponerse en tratamiento en cuanto se detecten para evitar problemas mayores a largo plazo.
Bruxismo.
Es la acción de apretar y/o rechinar involuntariamente los dientes mientras dormimos, o incluso estando despiertos, produciéndose un desgaste de los dientes que, en ocasiones, puede alcanzar el 30% de deterioro. Esto implica un consiguiente riesgo de fracturas o fisuras, además de provocar dolor en la musculatura de la mandíbula.
Enfermedades periodontales.
Varios estudios certifican la clara relación entre el nivel de estrés y la aparición de periodontitis, gingivitis, pérdida de hueso alveolar y pérdida de adherencia de las piezas dentales.
Caries y halitosis.
Aparecen como consecuencia del descenso de producción de saliva, derivada a su vez del estrés.
Llagas y herpes.
El descenso generalizado de defensas del organismo favorece la aparición de este tipo de afecciones que son un claro indicador de que nuestro cuerpo necesita mayor atención.
Estrategias beneficiosas para nuestra salud dental
Adoptar una serie de hábitos saludables disminuirá el riesgo de padecer estrés y, consecuentemente, nos permitirá también cuidar de nuestra salud dental.
Por ejemplo, organizar mejor nuestras tareas diarias, establecer prioridades, saber delegar y practicar deporte de manera regular son estrategias que nos proporcionarán notables beneficios y disminuirán las posibilidades de sufrir estrés o ansiedad.
